Cuándo Leandro González marcó el 4º gol de Estudiantes, ese fatídico lunes donde perdimos con el Pincha, sentí que el mundo se nos venía encima, que lo mejor que podíamos hacer era aferrarnos a una Promoción casi como un premio consuelo.Pero todo cambió a partir de los incidentes de la gente de Racing con la de Vélez, cuando íbamos perdiendo con los del Fortín por 1-0, a partir de allí sobrevinieron tres victorias consecutivas (Vélez, Atlético Tucumán y Banfield), casi salvadoras.
La bronca que queda es que dos de estas tres victorias fueron teniendo una ráfaga de fútbol, donde nos permitió superar a Vélez y Banfield. O sea, que estirando esas ráfagas a otros partidos, podríamos estar más desahogos en estos momentos.
Resta el sprint final, los últimos tres partidos, los últimos 270 minutos para terminar con este suplicio. Se vienen Tigre, River y Chacarita (ya descendido).
Sacamos una linda diferencia de seis puntos sobre nueve en juego que, sin embargo, no es definitoria.
Vamos muchachos, hagan el último esfuerzo, por esta hinchada que los bancó y los bancará siempre.
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